“Esta mañana en clase estaba haciendo un ejercicio en el que había que subrayar los adjetivos que aparecían en una lista de palabras en la que estaban mezclados con sustantivos. Me los iban diciendo: bello, castani, azzurri, lungo y…naso. Eran todas ellas palabras para describir a una persona. Y entonces he dicho “naso no es un adjetivo, aunque tampoco está mal la idea”. Y es que a la greguería se llega por vías insondables: la nariz es el adjetivo de la cara.” De J. Brox.
Que orgulloso se sentiría D. Ramón si pudiese verse rescatado del olvido de muchos y traído al pensamiento de unos pocos, aunque sea por una equivocación. Amaral en su tema Marta, Sebas, Guille y los demás cantó "hoy ha venido a mi memoria", como algo que sucede sin más, pero que sirve para estructurar un himno a la amistad. Pues algo así, me ha sucedido a mí con D. Ramón, tu me lo has traído a la memoria. Recuerdo que mantuve con esa genial invención suya, la greguería, algún escarceo en mis tiempos universitarios y que las he puesto en práctica ya con dos de mis hijos quienes, en sucinta reseña, se han topado con ellas en sus libros de lengua. A propósito de estos encuentros recuerdo una, que ideo Javier y que a su vez tiene algo que ver con la tuya.
El elefante es el Pinocho de la selva, escribió.
Pobre elefante, al que apéndice tan útil y necesario, hace parecer a los ojos de ingenioso infante, más que un paquidermo un mentiroso, pensé yo.
No sé si a D. Ramón este ejemplo le gustaría, pero sirva esta greguería como homenaje a mi hijo y su imaginación, al enseñante que me ha hecho recordar y a D. Ramón que me enseñó la greguería.
lunes, 23 de noviembre de 2009
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Un guanto
Ciertamente..." un guanto precipitò". Imagino que al suelo,desde algún bolsillo que estaba mas que harto del ocupa que le robaba la tibia y deseada sensación de una mano en su interior.Una mano que sabe coger con ilusión el último dibujo de otras pequeñas manos, mano que es lazarillo y auxilio en las encrucijadas, mano que de puro firme, tiembla. Mano que se da y se queda,mano que a otras se suma,mano que desnuda resta.
Esta imagen callejera ha traido a mi cabeza una canción.
domingo, 8 de noviembre de 2009
EL CIRCO DE LA INTERACCION
Siempre hay una primera vez para todo, suele decirse. Aunque esto en realidad sea el bis de un primer intento fallido. Esta aportación, si es que esta vez soy capaz de concluirla con éxito, supone mi ceremonia de iniciación al apasionante mundo de los blogs. Sirva esta aclaración para exculpar posibles errores que pueda cometer y disculpar mi intromisión en blog ajeno.
Yo que generalmente, suelo mantenerme más como convidado de piedra que actuar como anfitrión en los eventos, jugueteando con las posibilidades que me ofrecía un blog no se porqué me ha llamado la atención una entrada Ano.
Leída la entrada y un comentario a la misma no he podido reprimir mis ganas de opinar sobre la interacción.
Yo creía que cada año comenzábamos los cursos como grupo:”conjunto de personas con un interés común consensuado” asistiendo a unas clases para adquirir ciertos conocimientos programados en niveles y de los que se nos debería hacer” una evaluación lo más fiel posible a lo impartido y a la manera de impartirlo”; pero concretando, debo reconocer que pertenezco a ese grupo que asiste a unas clases para “entretener a un conjunto de estudiantes, amas de casa y jubilados” , eso sí, que ocupan buena parte de tantos espacios físicamente vacíos, en las no menos numerosas aulas de esta escuela, en todas las franjas horarias y todos los días lectivos. Esos, a los que yo llamo asiduos.
Los asiduos, como grupo, van a tener que pasar por el aro y a acatar resignados o de buen grado, el sistema de evaluación de interacción, con mayor o menor fortuna en el resultado.
Entre los docentes, diversidad de opiniones. Unos, a disgusto con las pruebas unificadas, otros, entusiastas.
Yo creo que actuaremos en un espectáculo circense con redoble de tambores e iluminación cegadora, espectacular puesta en escena, con magíster convertido en jefe de pista, al que hasta el día de antes tuteabas en sus clases o del que, por el contrario, ni siquiera conocías su existencia en el departamento y que se presenta ante ti como máxima autoridad para emitir el veredicto.
Alrededor, en sus localidades, un público entusiasmado y no menos apabullado dispuesto a disfrutar o sufrir su intervención en el espectáculo al ser seleccionados, nunca al azar, de entre el respetable.
Ese será el momento en que quedará patente a qué grupo pertenecemos.
“Estudiantes, amas de casa y jubilados” que en la interacción nos limitaremos a repetir frases de memoria aprendidas, mal entonadas, a destiempo introducidas y de tan traídas y llevadas, tópicas y típicas ; pero eso sí, con la intención de establecer con el compañero una comunicación, entendida como proceso por el cual los individuos se transmite información, ideas, sentimientos, etc.
El resultado, cuatro balbuceos algo inconexos en varios intentos, lo básico.
Vamos como pasa en los circos con el número de los payasos que sirve de relleno o de introducción al número genial del arriesgado trapecista , o del valiente domador.
Aquí están, estos son, redobles y aplausos para los magos de la interacción.
Esa minoría que sabe controlar el miedo, aguantar la presión, dominar la situación como el domador, que sabe lucirse , arriesgar y demostrar su valía sin perder el control como el trapecista y por saber, sabe hasta establecer cierta complicidad con el jefe de pista.
Esa minoría , que todos los profesores quieren en sus aulas, los aplicados, los mejor dotados para el aprendizaje de las lenguas extranjeras, son los más apreciados porque son ciertamente resolutivos tanto a la hora de elegir compañero “a su medida” como para personalizar la interacción, entendiendo por interacción la acción que se ejerce de forma recíproca entre dos o más sujetos, agentes, fuerzas o funciones.
Pero que diferentes serían las cosas si jugase el azar y del espectáculo se adueñase la improvisación. Si el compañero fuese elegido de entre el público asistente sin importar en calidad de que habían ido ese día al circo, si en calidad de abuelo que acompaña a los nietos, si como madre que ha decidido sorprender a sus hijos, si como quien quiere probar a ser niño de nuevo y disfrutar de algo casi olvidado o desconocido.
Sólo recordar que hasta hoy, el circo es de los espectáculos que aún son para todos los públicos.
Yo que generalmente, suelo mantenerme más como convidado de piedra que actuar como anfitrión en los eventos, jugueteando con las posibilidades que me ofrecía un blog no se porqué me ha llamado la atención una entrada Ano.
Leída la entrada y un comentario a la misma no he podido reprimir mis ganas de opinar sobre la interacción.
Yo creía que cada año comenzábamos los cursos como grupo:”conjunto de personas con un interés común consensuado” asistiendo a unas clases para adquirir ciertos conocimientos programados en niveles y de los que se nos debería hacer” una evaluación lo más fiel posible a lo impartido y a la manera de impartirlo”; pero concretando, debo reconocer que pertenezco a ese grupo que asiste a unas clases para “entretener a un conjunto de estudiantes, amas de casa y jubilados” , eso sí, que ocupan buena parte de tantos espacios físicamente vacíos, en las no menos numerosas aulas de esta escuela, en todas las franjas horarias y todos los días lectivos. Esos, a los que yo llamo asiduos.
Los asiduos, como grupo, van a tener que pasar por el aro y a acatar resignados o de buen grado, el sistema de evaluación de interacción, con mayor o menor fortuna en el resultado.
Entre los docentes, diversidad de opiniones. Unos, a disgusto con las pruebas unificadas, otros, entusiastas.
Yo creo que actuaremos en un espectáculo circense con redoble de tambores e iluminación cegadora, espectacular puesta en escena, con magíster convertido en jefe de pista, al que hasta el día de antes tuteabas en sus clases o del que, por el contrario, ni siquiera conocías su existencia en el departamento y que se presenta ante ti como máxima autoridad para emitir el veredicto.
Alrededor, en sus localidades, un público entusiasmado y no menos apabullado dispuesto a disfrutar o sufrir su intervención en el espectáculo al ser seleccionados, nunca al azar, de entre el respetable.
Ese será el momento en que quedará patente a qué grupo pertenecemos.
“Estudiantes, amas de casa y jubilados” que en la interacción nos limitaremos a repetir frases de memoria aprendidas, mal entonadas, a destiempo introducidas y de tan traídas y llevadas, tópicas y típicas ; pero eso sí, con la intención de establecer con el compañero una comunicación, entendida como proceso por el cual los individuos se transmite información, ideas, sentimientos, etc.
El resultado, cuatro balbuceos algo inconexos en varios intentos, lo básico.
Vamos como pasa en los circos con el número de los payasos que sirve de relleno o de introducción al número genial del arriesgado trapecista , o del valiente domador.
Aquí están, estos son, redobles y aplausos para los magos de la interacción.
Esa minoría que sabe controlar el miedo, aguantar la presión, dominar la situación como el domador, que sabe lucirse , arriesgar y demostrar su valía sin perder el control como el trapecista y por saber, sabe hasta establecer cierta complicidad con el jefe de pista.
Esa minoría , que todos los profesores quieren en sus aulas, los aplicados, los mejor dotados para el aprendizaje de las lenguas extranjeras, son los más apreciados porque son ciertamente resolutivos tanto a la hora de elegir compañero “a su medida” como para personalizar la interacción, entendiendo por interacción la acción que se ejerce de forma recíproca entre dos o más sujetos, agentes, fuerzas o funciones.
Pero que diferentes serían las cosas si jugase el azar y del espectáculo se adueñase la improvisación. Si el compañero fuese elegido de entre el público asistente sin importar en calidad de que habían ido ese día al circo, si en calidad de abuelo que acompaña a los nietos, si como madre que ha decidido sorprender a sus hijos, si como quien quiere probar a ser niño de nuevo y disfrutar de algo casi olvidado o desconocido.
Sólo recordar que hasta hoy, el circo es de los espectáculos que aún son para todos los públicos.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Diez cortos en una velada
Aunque este título pueda parecer la primera frase de un chiste, no lo es.
Esta frase me servirá para inaugurar mi blog comentando lo que hice ayer por la noche y si alguien tiene la tentación de pensar que compartí una velada con diez cortos y le da por reírse, pensando que este título da pie a un monólogo como los que hacen los participantes del club de la comedia, se equivoca porque lo que yo hice anoche fue ver diez cortos en un cine. Ahora a la que le da por reírse es a mí que en este momento y con este catarro que llevo encima ya no sé lo que vi., ni a quien vi ni donde lo vi.
Ahora, en serio, ayer se celebró en Fuentes de Ebro, la edición número14 de la SCIFE
(Semana del cine y de la imagen de Fuentes de Ebro).
Sigo estas ediciones desde hace años, pero en esta ocasión con más razón porque en uno de los cortometrajes proyectados el protagonista era mi hijo, Javier.
Al margen de esta anécdota y sin dejarme más que llevar, arrastrar por la pasión maternal me gustaría ofreceos mi opinión acerca de lo que vi, y lo que vi fueron 10 cortometrajes de un modo u otro ligados a lo que los formalismos etiquetan como: “cine aragonés".
Siguiendo el orden de proyección
“A cuatro pasos del cielo”
Muestra con pinceladas armónicamente superpuestas la soledad del hombre impuesta por la orfandad, la viudedad, el desarraigo o la muerte matizada con el bálsamo de la amistad.
Ideal la banda sonora.
“A tu vera”
Lección que ejemplifica que es morir físicamente y que es morir en vida.
A destacar la dirección.
“Alicia”
¿Qué puede resultar de adaptar la fantasía y el mundo onírico de Lewis Carroll a la más pura y dura realidad marginal? Prueba a imaginar.
Brillante la idea.
“Daniel´s journey”
Personajes de carboncillo que se inculpan despiadadamente de hechos violentos que se suceden como réplicas sísmicas lo que comienza con una bofetada, acarrea un accidente, conduce al alcoholismo y finalmente a la huida y al suicidio.
Acción, reacción, repercusión en un buen guión.
“El errante”
Visión apocalíptica de la humanidad tras la tercera guerra mundial.
Un superviviente en busca de agua liberta a un esclavizado al que bautiza Viernes.
Adivinas de qué estamos hablando .Muchos tópicos en blanco y negro en un corto de siete minutos bien estructurado.
“El último aragonés vivo”
Monólogo, algo zafio, del último representante de una especie autóctona en peligro de extinción .Camisetas futboleras ,escasa cultura, adicción a la cerveza y la comida basura con golpes de humor más para llorar que para reírse o para reírse mejor que para llorar.
Destacable el actor principal.
“Las 5 muertes de Ibrahim Gonsález”
Seis minutos para alguien que tras haber muerto accidentalmente la primera vez y conocer lo que hay al otro lado decide voluntariamente, morir otras cuatro veces más sólo por volver a saborear las mieles del otro lado.V.O en inglés.
Estupenda actuación de la actriz principal.
“Manual práctico del amigo imaginario”
Adaptación populista del clásico de Disney “Toy Story”.
Niño inventa superhéroe que lo protege y acompaña hasta que es reemplazado por el primer amor de aquel niño convertido en joven indeciso.
¿Qué pasa entonces con ese juguete? Ese futuro incierto nos lo muestra este corto.
El actor Larrodera no deja atrás su oficio de presentador en un corto ameno.
“Ondas”
Espesa mezcla de internado-sanatorio, con monja custodia, médico desencantado de su oficio y enfermera progresista, todo ello al servicio de enferma psiquiátrica adolescente
que sólo se alivia gracias a las ondas de un serial radiofónico a modo de psicofonías.
Añadir que viva la madre superiora.
“Préstamos”
Si en lo amoroso nacemos predestinados al fracaso, no hay que preocuparse. La empresa de préstamos de amor gestionada por funcionarios futuristas tipo a las anunciantes de lejía nos pueden, eso si bajo consulta de manual o intento de soborno, blanquear el gris espacio que queda cuando lo llamamos amor y queremos decir sexo.
Buen guión y mejor dirección.
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