miércoles, 3 de marzo de 2010

Tercera y última entrega

Me presenté en la consulta a la hora señalada. El protocolo es el protocolo.
¿Cuénteme?- el doctor.
Pero para ir ganando tiempo, le haré la prueba del equilibrio, mientras hablamos.
Ahora cierre los ojos y déjese caer hacia detrás. No tenga miedo que yo la sujetaré.
¿Será una broma? Mire que lo mio no es fingir desmayos en brazos de un extraño.Holliwod queda muy lejos de aquí.
Entre carcajadas me repetía: déjese caer, déjese caer.
Tanto insistió que sucumbí a la tentación “cinematográfica” y me dejé caer.
“Usted como Rajoy, tira a la derecha.” Añadió.
Bueno si es así, ya parece que me voy adecuando a estos tiempos, repuse, porque llevo 20 días mirando al frente y de seguir así me van a nombrar miembro honorífico de la Falange.
Nos dio por reirnos porque la escenita no tiene desperdicio. ( A lo mencionado añádase que el facultativo es militar).
“Tendrá que continuar otras tres semanas con la medicación y unos días de descanso, un viaje de relax, algo que …”
No pude ni dejarlo acabar, me mostré impetuosa, cierto. Pero una oportunidad así no se te presenta todos los días.
¿Podría recetarme una novena en un balneario? Mire que lo ha sugerido Usted.
“Me temo que este tipo de sugerencias alternativas no las subvenciona la Seguridad Social”.
Será para algunos, no exclamé sólo lo pensé. Pues me venía a la cabeza un compañero de las clases de tercero de italiano, que amén de que nos tiene bien informados de sus escapaditas, en él hemos podido constatar en vivo y en directo los “milagros” de una novena en un balneario.
Intento fallido, pensar que con los masajes y los chorros de agua podría quedarme como el doble de la Pataki, porque como el triple ya estoy.
Viendo que no tenía nada más que hacer cogí la receta y procesé la teoría de los vértigos antes de despedirnos.
Teoría que afirma que éstos son tan inoportunos como algunas visitas, véase la de los padres un domingo a las 9 de la mañana, o la de los niños en la habitación de los padres, pero con el agravante de ser siempre muy,muy desagradables.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Espero que te haya gustado.

2 comentarios:

  1. jaja... lo que habría dado por verte!!!
    eso de fingir desmayos y que los compañeros te recojan lo había leido en algunas terapias para la confianza y demás...

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  2. Otra prueba que te hacen es, que hacen cerrar los ojos y que finjas estar en un desfile, caminando sin moverte del sitio, braceando, levantando los pies, doblando rodillas y volviendo a posarlos en el mismo sitio. Cuando tienes un des-equilibrio pareces un muñequito de cuerda girando por un lado...

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