lunes, 1 de marzo de 2010

Segunda entrega

Cuando vi aparecer al médico con los resultados de todas las pruebas en la mano fue cuando me creí que la paciente era yo.
Diagnóstico: cuadro de vértigo agudo producido por una leve rectificación de la curvatura de las cervicales, complicadocon la existencia de una costilla cervical numeraria y agravado por estrés nervioso.
Todas las dudas a cerca del origen del hombre me quedaron despejadas de inmediato.
La costilla que Dios le quitó a Adan y con la que creó a la mujer, no se sabe muy bien cómo, me la había quedado yo. Soy la prueba viviente del cristianismo. En mi configuraciós esquelética tengo la prueba de que soy descendiente directa de Adán.
Así las cosas, nunca más deberían asaltarme dudas de fe.
¿Es eso lo que quiere decirme , doctor?
Más o menos, balbuceaba mientras se reía a carcajadas.
Me alegra que se tome la situación con sentido del humor porque ayuda y mucho, añadió y más si tiene en cuenta que la vamos a mandar a casa 20 días con un collarín inmovilizada.
En ese momento, se esfumaron mis ganas de reirme y mi sentido del humor al mismo tiempo.
Eso es imposible y le empecé a contar la historia de mi vida: tengo tres hijos…..Voy a la EOI varios días en semana….. Tengo que…… Tengo que….
Ciertamente a su propia morfología musculo- esquelética hay que añadir el estrés nervioso. Me estoy agobiando sólo de oirla, aprenda a delegar, aprenda a marcar prioridades, aprenda a posponer, a dejar para mañana, aprenda a desconectar.
Ya lo dice mi abuela con sus 103 años a la espalda que una cosa es predicar y otra dar trigo y que Zaragoza (creo sea extensivo a toda España) sea plaza donde bien se estila eso del “consejos vendo y para mí no tengo”.
El facultativo enumeraba y enumeraba consejos aprendidos de retahíla, alejándose hacia la puerta y hablando rápidamente y yo le escuchaba pero no hacía otra cosa que preguntarme quién o quiénes serían los agraciados que deberían ocuparse de todos mis menesteres en esas tres semanas de descanso pautadas por el facultativo.
Se despidió con “ahora vendrán a quitarle los goteros, nos vemos, aquí dentro de tres semanas. Cuídese mucho”.
Como suele suceder en estos casos y no puedo quejarme, siempre aparecen voluntarios aunque sea a punta de pistola.Cumplí mi “condena “ al descanso y tres semanas después.

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