viernes, 8 de enero de 2010

De colores es el arcoiris




El día 31 de diciembre, la naturaleza nos dejó en la misma puerta del "sitio de mi recreo" un gran regalo. Un precioso arcoiris.


En realidad para mí fueron dos regalos.


Uno fue el arcoiris, pues yo soy de las que todavía me emociono con la luna llena, con el cuarto menguante, con el creciente, con la "ausencia de luna", con los eclipses de sol o de luna, con la lluvia de estrellas la noche de San Lorenzo etc....


Y otro fue el comentario de mi hija pequeña.


Estábamos las dos sentadas en el porche viendo llover. Llovía y llovía y la niña se aburría.


¿Cuánto rato vamos a estar aquí, mamá? Me preguntó, empezando a impacientarse.


Mea culpa, pues con el sol que hacía mientras diluviaba , yo me resistía a desvelarle el secreto. Mi idea era que lo descubriese sin más, sin explicarle el fenómeno, sin destriparle el hecho como hacen los que van a ver un espectáculo de magia y se empeñan en explicar los trucos con absurdas explicaciones que están de más.


Cuando apareció el arcoiris en todo su esplendor y caía desde el cielo hasta la puerta de nuestra casa me dijo, toda emocionada:" mamá abre la puerta y dile que entre en nuestra casa, así podremos verlo más de cerca y tocar sus colores."


Cómo explicarle qué es un efecto óptico. Que lo que parece que está aquí mismo, a veces, está muy lejos. Que a los arcoiris no se les puede invitar a pasar a las casas como se invita a un amigo, y que los colores se pueden ver o crear pero no tocar.


Durante los segundos que tardé en hacer la reflexión anteriormente narrada la imaginación vino en mi auxilio y le contesté.


¿Qué color brilla más, hija? El rojo, mamá .


Y sabes porqué. No, mamá.


Pues puede ser por dos cosas, porque es vergonzoso y no quiere pasar o porque ha llegado hasta aquí corriendo y ahora tiene que marcharse del mismo modo, por eso está tan sofocado.




Allí se quedó un rato hasta que el arcoiris "se marchó" entonces insistió en que abriésemos la puerta . Había en el suelo una mancha de aceite de coche , de esas que con la lluvia se descomponen en colores y mirándola me dijo:" ves, mamá, el arcoiris ha dejado aquí la huella de su pie, ha querido entrar. Mamá, no tenía verguenza, sólo tenía prisa."


A veces, las causalidades y las casualidades se alían y nos ayudan y, por eso, para una niña de 6 años, el arcoiris es el truco de magia que sólo mamá naturaleza sabe hacer.

Esto tiene cierto sabor a greguería.

2 comentarios:

  1. Gracias por compartir esas maravillas que ve esa niña tan linda, Ana Elisa. ¡Y felicidades para ti por escribir tan lindo!

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  2. Hay una serie de cosas en la vida que hacen que nos sintamos vivos;Una risa,un gesto,unas palabras.
    Al leer esto me he sentido vivo.Gracias.
    Dale un besito a esa "Princesita" y otro al "Pirata",yo por mi parte voy a abrazar a mi pequeña Claudia,que me han entrado unas ganas terribles de hacerlo.Besitos.

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