El domingo pasado(3-I-2010)en sesión de tarde, se emitió por la 1ª de TVE, recién estrenada sin cortes publicitarios, más conocidos como anuncios (con los inconvenientes que ello comporta para establecer turno de preparado de meriendas,satisfacción de necesidades fisiológicas varias etc... de las que ya hablaremos otro rato)decía,se emitió Flashdance.
¡Qué recuerdos! Sólo el título me llevó a mi adolescencia. Me vi sentada en un cine del Pº Independencia que ahora es un garaje, con un grupo de amigas del colegio religioso en el que estudiabamos.
Aquella tarde habíamos estrenados nuestras mejores galas a lo Irene Cara, camiseta ancha y larga , seis tallas más grande, diría hoy. Mallas estrechas tipo bailarina y por abrigo... por abrigo, el jubón de miliciano que no con pocos esfuerzos, promesas de superación en el ámbito escolar y algún lloro que otro, conseguimos sacarles a nuestras madres. Aquel abrigo era el único que colgabamos en el armario, privilegio que no tenía el del colegio, sobre todo, para evitar los comentarios de nuestros padres que no hubieran aprobado la compra de tal indumentaria ni hartos de gaseosa.
Las más de trescientas pesetas gastadas aquella tarde fueron una de las mejores inversiones de mi vida.Fue inolvidable, al final de la película todas queríamos ser bailarinas y trabajar en una fundición o en una fábrica y conocer al dueño, divorciado de una estúpida muy peripuesta que lo hacía un infeliz.
Dueño que tendría un cochazo impresionante y nos ayudaría a realizar nuestro sueño, que por aquel entonces no era otro que el de bailar, al menos, eso asegurabamos todas. Pues allí, nada se habló de tener una relación íntima con un señor más mayor. Ni de trabajar como bailarinas de striptease en bares de mala muerte.Es como si esas partes de la película no las hubieramos visto, o como si nuestra moral barnizada de catolicismo puro y duro hubiera ejercido la censura y esas escenas no las hubiese procesado nuestro cerebro.
¡Ah! No se me olvida, aún habiendo pasado tantos años que Laura quería un perro como el de la protagonista y llevarlo a todas partes en el maletero del Porsche, cosa que nos cansamos de insistir las demás, no era posible. No porque no tuviera Glamour ,como diríamos hoy, sino porque aparecería muerto por asfixia. Pero ella, erre que erre, hasta que la dejamos por imposible.
Es curioso como la cabeza te hace rebobinar sobre algunas escenas de la película de tu vida y te hace recordar unas cosas u otras. Cosas en las que ni pensaste o cosas que viviste y que nunca volverás a vivir de la misma manera.
Se de lo que hablo, pues invité a mi hija adolescente que remoloneaba por su habitación jugueteando con el ordenador , a ver conmigo la peli en el salón. De acuerdo que no era una sala de cine, pero no se sentó a mí lado, se tumbó en el otro sofá, en chandal e iba comentando lo obsoletos que están hoy ciertos pasos de baile de la protagonista que a mis dieciseis, me parecieron inimitables. Nada comentó del protagonista y su historia personal, indiferencia total. Sólo mencionó que de mayor le gustaría tener un Ferrari en el garaje.
Joder y a quién no, pensé yo.Pero, lo cierto es , que yo no la invité a ver Flashdance conmigo para eso, para que desmontase mis recuerdos adolescentes como un castillo de naipes se desmonta con un suspiro. Tanto es así, que me rebelo. Por eso le voy a regalar este comentario en mi blog y un rescate de YouTube para que no olvide nunca que los recuerdos son una sucesión de imagenes y sensaciones irrepetibles, personales e intrasferibles que llenan tu vida y la de todos a los que haces partícipes de ellos, aunque para cada persona tengan valor diferente.
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Pienso igual que tu.Los recuerdos son muy personales y cada uno tiene los suyos propios de un mismo tema,siendo para cada persona personales y diferentes a los recuerdos de otras personas.
ResponderEliminarPor otro lado,me gustaria ver fotos con las pintas que os "cantaban" en la `epoca,seguro que son muy divertidas.